Carlos Alcaraz remonta una final épica y conquista Roland Garros 2025

El 9 de junio de 2025 quedará grabado en la historia del tenis. En una final que combinó drama, precisión y resiliencia, Carlos Alcaraz se consagró campeón de Roland Garros tras vencer en cinco sets a Jannik Sinner, en un duelo de más de cinco horas que ya es considerado una de las mejores finales de Grand Slam de los últimos tiempos.

El encuentro comenzó con un dominio casi absoluto por parte del italiano. Sinner se llevó los dos primeros sets con una mezcla de agresividad y control quirúrgico, golpeando profundo y certero, especialmente con el revés paralelo. Alcaraz, desbordado, buscaba respuestas sin encontrarlas. Parecía una cuestión de tiempo para que el título quedara en manos de Sinner.

Pero el español reaccionó. Volvió a lo que lo hace único: variedad de golpes, cambios de ritmo, ángulos imposibles, dejadas milimétricas. Se transformó en estratega, convirtiendo la potencia en táctica, el desconcierto en resistencia. El partido dio un giro inesperado. Sinner, que estuvo a un solo punto del campeonato, vio cómo su ventaja se desvanecía ante un Alcaraz que se agigantaba en cada intercambio.

Al término del encuentro, el español ofreció un gesto de admiración hacia su rival: “Serás campeón muchas veces. Es un placer compartir la cancha contigo y hacer historia juntos”, dijo al micrófono central.

Sinner, aunque visiblemente afectado, reconoció la magnitud del momento: “No me vine abajo. Estuve bien mentalmente. Eso le da aún más valor a la remontada de Carlos.” Ex tenistas y expertos no tardaron en sumarse al reconocimiento. El sueco Mats Wilander afirmó: “Han llevado el tenis a otro nivel. Es un orgullo haber jugado este deporte.”
Mientras que John McEnroe dejó una frase que quedará en el recuerdo:

“¿Ganarán 20 o 24 Grand Slams? Quizás no… Pero verlos es como mirar a la NBA y comparar con Jordan. El nivel es el más alto que he visto nunca.”
Más allá de las emociones, los datos también aportan su peso simbólico: Alcaraz ganó su quinto Grand Slam con 22 años, 1 mes y 3 días, exactamente la misma edad con la que Rafael Nadal consiguió su quinto major en 2008. La comparación no es gratuita. El presente del tenis español se escribe con el mismo fuego competitivo y el mismo carácter que definió al mallorquín, pero con un estilo propio y contemporáneo.
El supertiebreak del quinto set fue casi una experiencia surrealista. De los diez puntos que definieron el partido, cinco fueron golpes ganadores del murciano, cuatro errores forzados por su agresividad, y solo uno un error no forzado de Sinner. Un desenlace perfecto para una batalla tan pareja como intensa.
Alcaraz no solo ganó un título. Confirmó que su juego no es una promesa, sino una realidad consolidada. Físico, mente y emoción: todo en él parece trabajar en armonía.
En esta final, la táctica se mezcló con el instinto. El talento con la tenacidad. Y al final, el deporte volvió a demostrar que su mejor versión aparece cuando se combina la excelencia con la emoción. Alcaraz caminó por el alambre, tocó el abismo… y bailó en la cima.
Una final que no fue solo un partido: fue un espectáculo inolvidable. Y un capítulo más en la rivalidad que define esta nueva era del tenis.

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